Con este calor que aprieta, y si no tenemos ni playa ni piscina cerca, pasar tres horas delante de la TV, PC o tablet es una buena opción. Desde que nos levantábamos hasta el aperitivo; desde la post siesta hasta el plan nocturno. Y eso es lo que nos ofrece ‘Nacido para matar’, una miniserie inglesa de 2017 que explora lo retorcida y fría que puede llegar a ser la mente de un adolescente (psicópata). Bajemos las persianas antes de darle al play.
El planteamiento es el siguiente: Sam es un joven de 16 años que tiene un transtorno de personalidad antisocial. Dado que la serie solo tiene cuatro capítulos de 45 minutos, la presentación y la evolución del personaje se ve rápida: es solitario, ejerce de hijo y a la vez de protector de su madre ante la ausencia paterna y…hay algo que no encaja. A Jack Rowan, nominado a los premios Bafta por este papel, se le ve frío, calculador y sin especial interés por molar o disfrutar de los placeres adolescentes al uso. Sin whatsappear como loco ni estar en redes sociales, Sam es un viejoven inquietante aislado y con brotes narcisistas liberados, en un primer momento, en la piscina; después, a través de asesinatos. Premeditados, ejecutados a sangre fría y sin remordimiento posterior, cumple con el perfil de homicida más típico.
Otros ejemplos
Lo extraño, lo más espeluznante es, por supuesto, la edad. Si bien el cine ya nos ha dado casos similares de adolescentes trastornados (y asesinos) como «¿Quién puede matar a un niño?», «Los chicos del maíz«, de Stephen King, o «El buen hijo», con un Macaulay Culkin alejado de «Solo en casa» y pre desastre vital. También Susana Álvarez aquí nos introduce aquí en este tema tan siniestro y que tanto nos cuesta comprender, o al menos nos da miedo pensar en ello: qué mueve a una persona a querer matar a otra. Que lo haga un menor de edad, un supuestamente ser de luz y bondad, trastorna más si cabe.
En esa discusión filosófica sobre si se nace con la maldad o se hace, hay defensores de ambas corrientes. Y de una postura más híbrida. Quizá sea ésta la más común, también por la que se decantan en «Nacido para matar», a pesar del título de la serie. Un episodio de la infancia, que Sam recuerda de manera confusa -y confundida- será uno de los desencadenantes; un padre en la cárcel precisamente por asesinato, otro. ¿Qué tiene ese cóctel de genético y de fabricado? Será una combinación que iremos descubriendo con el paso de los minutos, en una historia que también contiene elementos de bullying, amor adolescente, despertar sexual, familias desestructuradas y la campiña inglesa. Porque todos sabemos que en los pueblos es más sencillo que sucedan en las cosas. O al menos es donde más se cuentan.
Para pasar el rato… y pensar
«Nacido para matar», sin ser una serie que te marcará, es un ejemplo más de la fina línea entre los detalles de normalidad con los gestos que pueden indicar locura, paranoia o, finalmente, psicopatía ¿Estamos rodeados o son casos aislados? ¿Vivir en sociedad nos protege o acentúa estos casos? Démosle al stop y subamos las persianas para que entre la luz.
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