24 de mayo. Hotel Liberdade, Lisboa. Planta séptima. Suite principal. 2 horas antes de la final de la Liga de Campeones. Muy lejos del estadio Da Luz, donde se juega el encuentro.
Tengo que felicitar a Joao. Al menos en parte. La campaña no me la ha llevado muy bien, pero ha acertado en lo del hotel. A quien coño se le ocurriría poner un puto partidito que paraliza el mundo el día antes de las elecciones…y con todo lo que nos jugamos (vaya símil, quien diría que odio el fútbol)… y con los malos resultados que nos dan las encuestas… En realidad la final de Champions da igual, la culpa ha sido del alcalde, por empeñarse en traerla aquí. Y encima es de los nuestros. Me es lo mismo. Menudo filho da puta. Otros cabrones, los de la prensa, dicen que no empatizo con los problemas de la gente. No tienen ni idea. Votos, balones…estoy seguro de estar tan nervioso como los seguidores del Real Madrid y del Atlético. Como poco.
A esa misma hora, en la Rua Agusta
Sí sí, mamá, estamos bien. Te cuento rápido que hablar por teléfono desde el extranjero es un sablazo. El ambiente es espectacular por aquí. Estamos todos mezclados, cantando cada uno a los nuestros, te prometo que no he visto ningún problema. Hace más calor del que pensábamos, así que el jersey lo hemos dejado en el autobús… No, no, no hemos podido ir a ver la torre de Belén, no hemos tenido tiempo…A ver, sí, hemos estado dando una vuelta por el centro, no todo el rato en bares, que siempre estás igual
¿Qué? ¿La entrada? Sí sí, la tengo, cada cinco minutos me echo un vistazo a la cartera para saber que sigue ahí. Nos vamos a ir ya para el campo. Sabemos la línea que tenemos que coger y la estación donde pararnos, antes de que digas nada. Que sí, que tendremos cuidado, que ahora a las aficiones nos separan y ya no volvemos a vernos hasta Madrid. Dile a papá que luego le mando una foto desde dentro. Y dile que esté tranquilo, que hoy ganamos. Y sino contrólale tú, que ya sabes que se coge muy malos berrinches…Venga mamá, te dejo, que voy a meterme en el metro. Un beso, ciao.
Bar Pessoa. 19:15 horas. 30 min para que empiece el partido. Uno de los pocos bares de la ciudad que esta noche tendrá el televisor apagado. Así lo vendía un cartel en la puerta. Dentro, Paolo espera a su novia.
Tampoco es un gran sacrificio perderme el fútbol. Ella lo sabe, pero también que estos días me gusta estar con mis colegas. Yo también quería hablar, pero podía haber sido sin problemas en otro momento…
Estadio Da Luz. 15 minutos para que empiece el partido. Zona de seguidores del Atlético de Madrid
Fíjate, Jaime. En todo. No te dejes ni un detalle. Y retenlo. Esto es histórico, tío, de verdad. 40 años sin llegar a una puta final de Champions. Te juro que no estaba seguro de que pudiera llegar a verla. Y encima en directo. Y encima contra los putos vikingos, que ganarla significarían dos títulos en sí. La primera. Sería como perder la virginidad con Charlize Theron, macho. Bua, esto es la polla. Yo el partido lo voy a ver de pie, no voy a tener cojones a sentarme. ¿Costa? No sé, no le he visto bien en el calentamiento, pero el Cholo sabrá…lo jodido va a ser lo de Arda. Le vamos a echar de menos. ¡Qué grande tío, qué grande! ¡La final de Champions!
Al mismo tiempo, en la grada de enfrente
¡Cómo no te voy a querer, cómo no te voy a querer, si fuiste campeón de Europa por novena vez! ¡Hasta el final, vamos Real! Lo lo lo. Perdona Hugo, que me acaba de empujar el pavo éste. No no, no te he manchado, tranquilo. Toma, anda, bebe, el trago de la victoria… ¡Nos vamos a comer a los indios! Con dos cojones, tío, Khedira y Benzema juega. Cristiano se la va a liar a Juanfran. El Cholo y el Atleti son un engaño, hazme caso. Ya ya, cómo nos ganen no sé donde coño vamos a meternos. Pero no va a pasaaaaaaaarrr, ¡créeme! ¡Vamos, carajo, Carleto, a por ellos! Hala Madrid, juegas en verso, que sepa el universo, cómo juega el Madridddddddddddd
Césped de Da Luz. Minuto 36.
Vamos, vamos, vamos….¡Gooooooollllllll! ¡¡¡¡¡¡Goooollll, joder, goooollll!!!!! Chavales, que me aplastáis. ¡¡¡¡Diego, eres el más grandeeeee!!!! Pensaba que el balón no entraba. Qué cabrón, nos ha hecho sufrir ¡no quería entrar la hija puta de la bola!. Sí sí, Cholo, nos los comemos. Fuertes hasta el descanso, siempre ayudas, siempre ayudas, Adrián, Guaje…
Ya sé que queda tiempo, pero pita ya, arbitro cabrón, que el marcador pone que ganamos. Cariño ¿has visto el regalo de boda que te voy a hacer? Esto es la hostia, chaval, y los nuestros se los comen también en las gradas. Los otros son unos piperos, hasta en la final de Champions se creen que están en la ópera…
Bar Pessoa. Descanso del partido
Me llegó tu Whastapp de que el metro estaba jodido pero, hostia, no esperaba que fueses a llegar tan tarde. Llevo más de una hora esperándote. Tú dirás.
La segunda parte había empezado y nuestro candidato, en el hotel Liberdade, dormía profundamente de verdad por primera vez en muchos días. En el campo, por diferentes motivos aunque como dos caras de un mismo prisma, en un lado y otro se mordían las uñas compulsivamente, mirando histéricamente el resultado en las pantallas gigantes.
Césped de Da Luz. Minuto 92.
Vamos, Luka, ponla bien, por tu madre. Tú, Tiago, deja de agarrarme. Quietecito. El balón va bien, salto como debo pero cierro los ojos…cuando los abro, el balón está a punto de entrar en la portería…¡¡¡Gooooooooooooolllllll!!! ¡¡¡Sí, hostia sí!!! ¡Luka, eres grande, eres grande! Gracias, gracias, Carlo ¿cuánto queda? ¡¡Sí se puede, claro que se puede!! Veo levantar a Cristiano los brazos animando a la grada, y yo hago lo mismo. Ellos corean mi nombre. Gracias, Dios, Gracias. Va por ti, pequeño, y por ti, Pilar.
Los que hasta hace un momento no podían articular palabra porque veían que la Copa era suya, ahora no pueden porque la crueldad se ha quedado con su lengua. Los que hasta hace un momento animaban, y casi también insultaban, ahora gritan de la emoción y lloran de alegría. En el ciclo del agua de las nubes cae al suelo. Aquí, en el del fútbol, el ciclo es horizontal: las lágrimas pasan de una afición a otra. O a ti mismo, pero por diferentes motivos.
Mientras, a las afueras del Bar Pessoa…
Te vas a arrepentir toda tu puta vida de haber dejado a Paolo Ramires. Que sepas que yo venía con la idea de decirte lo mismo. Así que me has hecho todo un favor, guapa. Sí, sí, yo tampoco quiero volver a verte. A tomar por culo.
Joder, además, jodido el puto metro.
Paolo empezó a caminar sin rumbo, y en su camino se encontró a gente que llevaba camisetas rojiblancas y otros con solo la blanca. Viendo las caras de unos y otros, se camufló entre los primeros. Con la cabeza gacha y sin decir palabra, llegó a casa sabiendo que se había hecho del Atleti pero que nunca más vería una final de Champions. Ya había perdido la primera.
Nuestro político sonreía a diestro y siniestro cuando llegó a la sede. Diez escaños era un resultado magnífico.
¡Como el Madrid! ¡Somos como el Madrid! -me decían todo el rato gritando-. Pues vale, genial, lo que vosotros digáis. Nosotros somos lo que somos. Y ahora es el momento de ir a por ellos.