Villacenter soplará las velas en noviembre para celebrar sus 30 años de vida. ACUA se acerca a hablar con sus comerciantes sobre presente, pasado y futuro, donde se entremezclan las palabras nostalgia, supervivencia, esperanza y renovación.
No hay gritos de niños ni excesivo trasiego de adultos. El ruido solo se asoma a los pasillos cuando alguna puerta despistada se abre. La mansión Villacenter, de temporada baja en verano, ha conocido épocas más alegres y lucidas. Su realidad dibuja los tiempos actuales, los de la soga al cuello para el bolsillo y para el comercio local, un pez fuera del agua frente a Amazon y las grandes superficies.
Aceptados los bombardeos, Villacenter ha evolucionado hacia la guerra de guerrillas: ya no todos son establecimientos sino que hay mucha oficina, sobre todo en la planta de arriba. El resultado, con cierto vaivén del que se ve obligado a cerrar antes de lo deseable, no da mucho lustre pero resulta efectivo. De los setenta locales que posee el centro, casi el 90% de ellos están ocupados. «Creo que ahora hay una subida, más ocupación y cierto asentamiento”, dice Lola, de Emprende Proyect, una de las recién llegadas. “Renovación continua” y “estabilidad” son las palabras que menciona José Miguel Alonso, presidente de Villacenter y una de las voces autorizadas para hablar del centro.
Porque él, junto a Paco, dueño del bar El Cruce, está desde el comienzo, cuando montó siendo casi adolescente “Superman discos”. La tienda no duró ni medio año. Pero decidió quedarse, crecer en Villacenter. Entró primero a trabajar en la papelería Dickens y después, en 2002, se convirtió en su dueño. “Es como si aquí dentro no hubiera pasado el tiempo”, reflexiona. Y le creemos. Pero él ha visto mucho, ha visto pasar muchas cosas. A gente de su quinta que aún continúan, como la tienda de cortinas Difer o la inmobiliaria Consulting; los 28 años de Mercadona y los que ya no están pero han dejado una gran huella, como José Manuel y Gisela en Benetton o la enorme superficie que ocupaban las golosinas de ‘Regaliz’.
Alonso sitúa los mejores años en la década de los 90 y el comienzo del declive hacia 2005. “Todos los días era un centro muy vivo y había muchos negocios en auge que con el paso del tiempo han ido desapareciendo. Además, han cambiado los hábitos de consumo”, afirma. Y después da cifras: “Antes podía vender ciento cincuenta ‘El País” un domingo o tenía trescientos clientes al día. Ahora tengo cien. De lo que se vendía antes, olvídate”. Piscicop lleva en Villacenter diecisiete años. “Ha ido a peor. Los clientes nosotros los traíamos y por eso no nos ha afectado la menor afluencia de público”, cuenta Susana, que habla de “mucha entrada y salida” pero no solo en un centro al que califica como “deteriorado”, sino “en Villaviciosa en general. No hay movimiento y la gente sale de aquí”.
Fernando Mateos, que abrió la academia Donfer en el año 2000, refrenda la evolución descrita por sus veteranos vecinos y pone las expectativas de reactivación en la inminente apertura del hipermercado BM, en la antigua ubicación del Mercadona. La cadena de supermercados con origen vasco no tiene el tamaño del gigante valenciano pero apunta maneras: 222 establecimientos, de los que catorce ya se encuentran en la Comunidad de Madrid (Boadilla tiene uno y Majadahonda próximamente también), una previsión de abrir cincuenta más en nuestra región durante la próxima década y una facturación de 740 millones de euros en 2018.
El aire fresco y el futuro
Natividad tiene una tienda de material escolar, de regalos y librería infantil y juvenil desde el pasado mes de junio. Ilusionada por la nueva etapa, justifica su elección porque Villacenter “es el centro referente aquí en Villa. Es de toda la vida, está bien situado y tiene buena comunicación”. “¿Y qué ambiente te has encontrado?”, cuestionamos. “Hay clientela que se nota que es de toda la vida y nuevos que se asombran de que en realidad tiene de todo”, responde, situando sus esperanzas en la nueva temporada y también en la llegada de BM.
Lola, de Emprende Proyect, piensa que necesita “gente nueva, negocios alternativos. Que cada comercio ponga su granito de arena y que lo explote al máximo. Sin conformismo”. Para Lola, “hay que seguir peleando por atraer gente, hacerte notar y darse a conocer a la gente nueva”, apuntando a la publicidad, a la realización de eventos y “a la proyección hacia afuera” como ideas.
“Hay buenas iniciativas, pero todo cuesta dinero”, afirma Alonso, quien recuerda que en estos años han hecho algunas cosas como una fiesta sevillana o una pasarela de moda. También están preparando algo para este 30 aniversario. ¿Y ayuda externa, por ejemplo del Ayuntamiento? “No hemos recurrido a él para demasiadas cosas. En general hemos sido bastante independientes”, responde el presidente, que sí reconoce que quieren hablar con el Consistorio para colocar, si fuera posible, una pantalla en la parte superior del Villacenter con publicidad.
Sea como fuere, el propietario de la papelería Dickens es optimista de cara al futuro: “Le veo vida larga al centro. Es el que mejor funciona aquí”. Villacenter el próximo noviembre soplará treinta velas. Eso sí que es seguro. Y en la fiesta, con alegría contenida, no estará solo.
Reportaje publicado en el número de septiembre de la revista ACUA, que puedes consultar aquí