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Oasis

-Pero… ¿quiénes estáis?-me preguntó Alfredo. –Elena y yo. –Respondí. -Pero… ¿los dos solos?-insistió él. -Ehhh… sí, sí –contesté con calma. Había notado, de todas maneras, el cambio de tono de su voz y la intención de la pregunta. -Ahh pues…no sé si bajaremos. Es que… Y aquí se sucedieron los tres segundos de silencio incómodo…