Último y penúltimo firman unas tablas (0-0) que les sirven de poco. El partido, al final a cuchillo, podía haber caído de cualquier lado. La salvación se les queda a los madrileños a cinco puntos, que este domingo podrían ser seis.
Aún sin ser definitivo –las matemáticas aseguran, probablemente, como mínimo un par de jornadas más-, Rayo Vallecano y Huesca han desaprovechado la oportunidad más evidente para engancharse a la salvación. Especialmente claro en el caso de los oscenses, los de Jémez concluirán esta fecha liguera con una distancia de dos partidos sobre la permanencia. El problema son las vidas que se van agotando y la sensación de que la máquina que asiste al enfermo es cada vez más inservible.
Ha de empezar diciéndose que tiene algo de milagroso que el marcador haya señalado al final 0-0. Se trata de los dos equipos que más goles encajan (57 el Rayo; 55 el Huesca) y que en las últimas citas no estaban teniendo problemas para ver puerta –sobre todo RDT-. Las explicaciones deben buscarse hoy en unos nervios y prisas que han atenazado la claridad de unos y otros y en parte también por el arbitraje de González González y el (no) uso del VAR. Y es que las aceleraciones que nublaban el acierto de los rematadores también provocaban malas medidas de los defensores, pasadas de frenada que podían haber hecho de esta final por quedarse en Primera una eliminatoria resuelta por la tanda de penaltis.
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Foto: RDT y Mantovani durante el Rayo-Huesca. Fuente: Cordonpress.com