Bukowski finaliza su andadura como novelista –Pulp es su última obra publicada antes de su fallecimiento un año después- con su libro menos realista y autobiográfico, que sin embargo sigue incluyendo el sello característico del afamado y maldito escritor estadounidense: un antihéroe desencantado de la gente, borracho, cobarde, atrevido, impulsivo, brillante, pasota, conformista, empírico, pesimista, autodestructivo, desesperante y desesperado, deprimido y deprimente. Un protagonista enredado en una sociedad perdida, artificial, sin valores, que está lejos de una verdadera humanidad –o al menos lo que considera el autor que es eso-.
Nick Belane es el Henry Chinaski –Charles Bukowski, todo es casi lo mismo- de Pulp, un detective perdedor afincado en Los Ángeles que se encuentra en una maraña de casos y problemas sin saber muy bien ni por qué ni cómo. La Señora Muerte, un bombón de mujer, le encarga encontrar al famoso escritor francés Céline, que debía llevar años muerto; John Barton, que encarna la confianza que nunca se debe negar a los perdedores, la bondad y la piedad, la oportunidad verdaderamente altruista, le pide que localice al Gorrión Rojo; el señor Bass, que desea saber si su mujer le es infiel, y un encargado de funeraria le encomienda deshacerse de una mujer (otro bombón), de la que cuenta que es extraterrestre y le somete a su voluntad.
Novela de película
Un tótum revolútum absurdo en el que todas las historias se entremezclan y dejan a Belane como un protagonista títere, superado por los acontecimientos, que avanzan un poco entre el azar y sus movimientos impulsivos. Y todo termina degenerando en realidades hilarantes y aún más absurdas. Sin duda Tarantino hubiera ido encantado detrás con su cámara grabando a Belane. En Vincent Vega, de hecho, se pueden adivinar algunos rasgos del detective bukowskiano.
Bukowski en Pulp escribe su novela de menor pretensión en cuanto a mensaje se refiere y más amable y entretenida en cuanto a sucesos, y sin embargo que tiene como dedicatoria “para los malos escritores”. El autor de Factotum acaba otra vez hablando de nada, y de todo, con una evidente crítica social al mundo que le rodea, en el que en el caso de Belane se entremezcla abiertamente y sin disimulo con la ficción. La realidad es Belane, que proyecta en él la que Bukowski siempre ha contado y vendido. La suya. Depresión, alcohol y desencantamiento. El arquetipo del destructor del sueño americano, sin valores, conformista, apolítico y sin ambiciones materiales ni anhelos de futuro. El presente está podrido y es casi imposible imaginar nada mejor. El suicidio es eliminado por la cobardía.
Ritmo vertiginoso
En esta novela negra de corta duración que, unido al ritmo vertiginoso de los acontecimientos, invita a su lectura de una sola tacada o, en pocos viajes de metro, sobresalen de nuevo la maestría narrativa y la despreocupación del qué dirán. Lo políticamente correcto no cabe en la obra de Bukowski, y el hecho de tratar, jugar y flirtear con una Señora Muerte muy atractiva es uno de los ganchos más evidentes de sus páginas. Belane anima subliminalmente –el autor no lo pretende, en realidad el autor nunca pretende nada, es bueno y ya está- con su personalidad a actuar sin clichés determinados y sin querer impresionar, ya que eso precisamente logra el efecto contrario, y consigue que la Muerte le pase de tratar con respeto hasta cogerle cariño, salvaciones de vida mediante, hasta que finalmente acabe en sus brazos.
Y ahí está el quid de la cuestión, la correlación que siempre ha existido entre la obra y la vida de Bukowski, unida por unas líneas que hacen difícil separar una de la otra. El autor, sintiendo la muerte en los talones tras una vida de excesos pero llevada hasta el último extremo –porque no serviría vivirla de otra manera, en su opinión-, busca un regate final con estilo y humor, que desde luego consigue. Una novela para los vivos pero que también divertiría a los muertos. Pulp logra contener todos los puntos que hacen reconocible esta denominación o forma de escritura del mismo nombre que tiene tan presente lo absurdo y lo grotesco, algo que el genial escritor de origen alemán domina sin discusión. El resultado es perfecto: sin pretensión, hay diversión y mensaje. Bukowski se merienda la pulpa. Nuevamente.
Foto: bukowskiquotes.com
Excelente. Lo. Tenía en mi lista y muchas ganas de leerlo. Gracias, me lo pido. 🙂
😉