Cuenca (Madrid, 1969) residió en Villaviciosa desde su adolescencia hasta hace quince años. Ése es el tiempo precisamente que ha transcurrido de su obra más conocida, La Fuente de Las Hadas, que no tuvo una puesta de largo oficial por inaugurarse cerca de período electoral y que ahora no está ni iluminada. La artista, profesora de Secundaria y Bachillerato y jefa del departamento de Educación Artística del Ceu Montepríncipe, pide que conozcamos más nuestra historia. Aquí conocemos su intrahistoria, la de la escultora que destacó muy joven en un mundo de hombres y que después apostó más por la docencia y por su familia. Define su inclinación artística, que ahora quiere retomar, como “una necesidad psicológica”.
Pregunta: Creo que la vocación por la escultura no te llegó hasta que empezaste Bellas Artes, carrera a la que entraste porque te gustaba dibujar
Respuesta: Sí, pero desde pequeño siempre he manejado plastilina. Los Reyes Magos me la traían. Tengo guardadas figuritas y muñequitos de entonces. En los estudios me tiraba más la ilustración y el dibujo pero la habilidad de modelar siempre la he tenido. Hasta con el papel de aluminio de los bocadillos hacía figuritas.
Entonces la transformación vino por el camino
En la carrera antiguamente había tres años comunes, donde tocas todas las materias. Cuarto y quinto eran la especialidad y allí me puse en contacto con el barro y la escayola y los moldes, decido seguir por el mundo de la escultura. La universidad era un mundo difícil, porque era de hombres.
¿Y eso a día de hoy ha cambiado?
No, seguimos igual. La parte de la fuerza física está superada, porque hasta en la facultad había grúas que ayudaban a mover las piedras…pero no la mentalidad. Yo en la universidad tenía un profesor que me decía que mis esculturas no estaban bien porque se notaba que estaban hechas por una mujer y que las esculturas no tenían sexo y no se tiene que notar por quien estaban hechas. Yo le respondí que en el momento que se note que no está hecha por una mujer, se verá que es obra de un hombre. Si fuese china, se vería un toque oriental en mi escultura. Se tiene que notar.
Al nivel educativo en el que tú te mueves (ESO y Bachillerato) ¿cuál es la percepción e interés que se tiene por sexos del arte y más concretamente de la escultura?
En el colegio hay más mujeres interesadas. Hoy en día hay más mujeres en todo (sonríe). En la asignatura de “artes visuales” del Bachillerato Internacional lo que tengo son solo alumnas. Chicos hay poco.
¿Qué escalafón o papel tiene la educación plástica dentro del sistema educativo?
Continúa siendo una maría. A otras asignaturas les dedican más tiempo porque son las que les van a pedir para acceder a las universidades. Pero hasta Bachillerato, que es opcional, lo que se pierde es la formación íntegra de la persona. En realidad es una contradicción. En historia, cuando se estudian las civilizaciones y las culturas, una de las partes más importantes es el arte y sin embargo los alumnos no conocen los artistas actuales. Y tampoco formamos esa capacidad. Yo les trabajo mucho los dos lados del cerebro, con ejercicios de psicomotricidad para desarrollarles la parte creativa. Tampoco la parte emocional se trabaja nada…
Y luego llegamos a Bachillerato, donde hay una rama que es de Artes, cada vez menos demanda. Tengo la sensación de que esto es la pescadilla que se muerde la cola: no es tan “útil” y por eso se arrincona y al trabajarse menos antes, también se demanda menos
A nivel social no se valora al artista ni se le recompensa económicamente para que pueda vivir de ello. Cuando le preguntas a un niño de 12 años te dirá que tiene que estudiar algo para encontrar un buen trabajo y poder vivir de ello ¡No! Si tú necesitas aprender a leer y a escribir correctamente es para que no te engañen en la vida o las matemáticas te pueden servir para llegar la gestión y los cálculos de tu casa, no directamente para un trabajo, sino para tu día a día como persona.
Ante eso las artes son: “Ay, sí, qué bonito, vas a escribir un libro” o “qué bien declama este chico” pero luego les dicen…¿de qué vas a vivir? Cuando nos sale un alumno artista lo protegemos y lo cuidamos al máximo.
En Villaviciosa eres especialmente conocida por la escultura de la Fuente de las Hadas, pero quería preguntarte antes por otros aspectos de tu trayectoria. Leyendo tu biografía me ha llamado la atención tu premio nacional en el Museo de Cera por un retrato de Joaquín Rodrigo ¿nos puedes explicar cuándo y cómo surgió la oportunidad y qué tal fue la experiencia?
Nos dieron una lista de personajes que el museo tenía proyectado colocar sus piezas. Yo elegí a Rodrigo porque yo, que también estudié música, tenía acceso a su familia. Contacté con su hija Cecilia y ya pude ver a su padre y hacerle fotografías y dibujos.
Y eso de alguna manera te sirvió para que entrases a trabajar para el propio museo
En un principio el museo siempre trabajó haciendo encargos de manera autónoma, pero yo les dije que les salía más rentable, como yo hacía más de un retrato al mes, que me metieran en plantilla. Yo tenía 23 años y estaba recién salida de la universidad, me montaban un tallercito y así tenía una estabilidad… También lo que pasé a hacer fue el mantenimiento de las obras y me nombraron directora artística, que ese cargo no existía (risas). Allí estuve trabajando un par de años.
¿Cómo recuerdas esos dos años?
Como un máster. Aprendí muchísimo, hice muchos retratos y muy rápido. Fui cogiendo soltura. También aprendí mucho de las figuras que ya estaban expuestas. El museo se inauguró con doscientas figuras de golpe hechas por escultores muy buenos. Luego ya, según el dinero, se fueron contratando a unos mejores que otros y hay figuras que se parecen más y otras menos…Y de lo que también aprendí fue de relaciones laborales. Allí sufrí lo que ahora llaman mobbing, muy fuerte, que fue lo que terminó de decidirme para irme de allí. Cuando inauguraron la escultura de Espartaco el torero, que la había hecho yo, ni me dejaron sacarme la foto que querían sacar los periodistas.
¿Cuál es la figura que tú hiciste durante esa etapa que mejor sensación te dejó?
La de Joaquín Rodrigo. Dejé una terminada en barro, que no se llegó a hacer, de Montserrat Caballé. También hice a Yeltsin, a Clinton, o a la Familia Real…
Primera parte de la entrevista a Pilar Cuenca publicada en el número 43 de la revista ACUA, que puedes consultar aquí al completo. Texto: Álvaro Díaz Foto: Juan Carlos García de Polavieja