Este reportaje de la Tómbola tiene su primera parte aquí. Puedes leer la revista completa pinchando en este enlace.
¿Nace la Tómbola…o vuelve?
Otra vez un día 15 de agosto, en este caso de 1947, será una fecha clave. Reunidos en Junta General Ordinaria, la directiva encabezada por Salvador Mellado decide organizar una Tómbola “que de antiguo se venía celebrando con el fin de allegar fondos para la celebración de las Fiestas religiosas”. Una referencia de 1944, también del libro de actas, indica que “se acuerda hacer una rifa (sic) ya que la Tómbola tradicional no es posible prepararla”. ¿Antes de la Guerra Civil Villaviciosa tenía Tómbola?
“Seguramente” o “podría ser” son dos respuestas que se quedan en el aire, pues no existe certeza absoluta al respecto. Sí que en esta edición se siguen dando pasos hacia la ruta de lo conocido: se sortea una bicicleta y se encomienda al presidente a mandar cartas para solicitar premios. Los comercios pasan de compradores a colaboradores y les llegan los saludas que, en 2018, siguen recibiendo. Del mismo modo, se decide aumentar el número de boletos hasta los 12.000 y se dobla su precio: una papeleta costará 50 céntimos.
Las mejoras, con el transcurso de los años, se van implementando (construcción de un armazón y la aparición de la música en el 48; proponer como día fijo siempre el primer domingo de septiembre, con anterioridad marcada antes de las Fiestas, en el 49), pero también llegan las dudas y los problemas. A pesar de incrementarse los ingresos cada año de la Tómbola, la Hermandad muestra en el año 50 sus reparos, por falta de liquidez, a ocuparse del grueso de la programación de las Fiestas, incluida la contratación de los fuegos artificiales, la música o el baile.
Así, en el 52, la entidad religiosa decide proponer al Ayuntamiento de Villaviciosa un acuerdo: ellos ceden el 40% de la recaudación de la Tómbola y el Consistorio organiza los “festejos profanos”, como así están citados. Esto tardaría en fraguarse más de veinte años, con polémica de por medio, e incluso un intento de prohibición.
Tensión, solución…y se empiezan a sortear coches
Bajo la presidencia de Melquiades García, que después sería alcalde de Villaviciosa, la Hermandad del Santísimo Cristo del Milagro aprueba el 1 de octubre de 1972 desligarse “de las actividades profanas, especialmente las Fiestas (sic), sustituyéndolas por obras de tipo social y asistencial”. Después “de una larga discusión”, según reconocen las propias actas, se propondrá de nuevotraspasar las fiestas al Ayuntamiento.
Mientras que el mundo miraba a la crisis del petróleo, en 1973 Villaviciosa tuvo su particular Guerra Fría. Y es que el pleno del Ayuntamiento acordó la prohibición de la Tómbola al considerar que la Hermandad “carece de los gastos que la justifiquen”. La Junta se rebela ante esa decisión, que se toma “como una arbitrariedad” y la califican de “intromisión indebida”.
Sobre lo primero argumentan “falta de razones que pudieran apoyar el referido acuerdo” y de lo segundo “falta de competencia de la Corporación para limitar los fondos de una asociación legalmente constituida, y además religiosa, con unos fines benéficos y sociales establecidos, sobre los que solo es competente la propia Hermandad y, en su caso, la autoridad religiosa correspondiente”.
Los hermanos, que se reúnen tres veces en menos de un mes, expresan su “disgusto ante la prohibición” y hablan de “entablar un diálogo con la Corporación a efectos de evitar una situación parecida en los próximos años y colaborar en las Fiestas tradicionales en un ámbito exclusivamente cultural”. La Tómbola de ese año, como el de los siguientes hasta ahora, se celebró.
La llegada de la democracia a España trajo a nuestra localidad el premio más cotizado en los años que las distintas Juntas han considerado a bien ofertar. En 1976 se hizo una rifa aparte con el goloso premio de un Renault 5, cuyo coste fue de 195.703 pesetas. A siete pesetas la papeleta, se obtuvo una recaudación casi del doble del precio del vehículo. El año siguiente la diferencia fue mayor: la Tómbola del 77 recaudó 246.613 pesetas; la rifa del coche 584.050. El sorteo se hizo coincidir con la Lotería Nacional del 17 de septiembre, en plenas Fiestas Patronales.
La Tómbola moderna
A finales de los 70 y durante la década de los 80, la Tómbola sigue aproximándose al concepto actual de las opciones con la compra de premios importantes como televisiones, lavavajillas, lavadoras o motos. En el 88 la papeleta sube a 50 pesetas, casi lo mismo que cuesta treinta años después (un euro, tres boletos) y en el 94 se asciende a los 4.000 regalos que se dan actualmente.
El siglo XXI empezó con un susto, ya que en el 2000 se robaron, poco antes de la Tómbola, regalos por valor de 70.000 pesetas; y con el retorno en 2002 del coche como primer premio. También este siglo ha visto el mayor número de papeletas en una Tómbola –115.000 en 2006– y los avatares de la crisis: si en 2008 se gastaron 36.000 euros en regalos, en 2009 se bajó a casi 32.000, en 2010 26.000 y en 2011 25.590. El gasto en 2017 fue de 24.000 y los ingresos de, aproximadamente, 34.000.
“Tradición, alegría y responsabilidad”
Para Ángel Luis Delgado, actual presidente de la Hermandad, “la Tómbola es una gran responsabilidad en la que ponemos todo nuestro empeño y como cariño”. Como villaodonense, y habiendo vivido siempre aquí, “ver disfrutar a la gente reunida, que a lo mejor viene solo por la Tómbola, es una alegría”.
Nuria Medrano es una de las tres mujeres de la Junta. Para ella, además de las ideas mencionadas en la introducción del reportaje, la Tómbola son “recuerdos de mi infancia. A mi padre le gustaba muchísimo y creo que compro papeletas en recuerdo a él”. Asidua en las colaboraciones, Medrano destaca “la alegría de los niños que van con un euro a comprar papeletas” y el “agradecimiento de las personas porque les has vendido una papeleta premiada”. La villaodonense asegura que para ella “es un día que marco en el calendario para no hacer planes: ya tengo uno en la plaza”.
José Luis Delgado es el tesorero y el miembro más joven de la Junta, con 28 años. Para Delgado es “un orgullo poder participar activamente en algo que llevo viendo toda la vida y siempre me ha encantado”.
Foto cedida por la propia revista ACUA