Morata se estrena con el Atleti y se gana definitivamente a su nueva afición. Los de Simeone se abonan al 2-0 y a las buenas sensaciones. El Villarreal rondó el peligro sin llegar a crearlo.
Pocos equipos simbolizan mejor que los rojiblancos la importancia del estado emocional en el rendimiento de un bloque. Hace una semana ganaba con más pena que gloria, pero vencía al fin y al cabo, al Rayo en Vallecas. El miércoles cogía el impulso y la inercia positiva que le deben guiar al final de temporada en el triunfo ante la Juventus. Cuatro días después la jarana continuó, con la gente aún hablando de la gesta de Champions e instalada de nuevo en el optimismo y confianza en los jugadores, sus jugadores, las tropas tocadas por la varita del Cholo.
El último en sumarse a filas ha sido el viejo anhelo del entrenador argentino, el del pasado que creaba controversia, el chaval que se crió rojiblanco y que luego cambió de acera. La afición del Atleti, algo recelosa, también es leal a lo que ve y lo que está observando desde la llegada de Morata han sido ganas y actitud, frenadas por árbitros de campo y de sala. Este domingo nada lo paró y por fin marcó en el estadio en el que se lo habían negado dos veces. Ya es apóstol Álvaro y tiene pinta de que será importante en todo lo que queda.
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Foto: Morata, celebrando su primer gol con el Atleti. Fuente: Cordonpress.com