Las jugadoras vascas consiguen su primer título copero tras vencer (1-2) en un ejercicio de efectividad y resistencia. Quiñones y Nahikari, las grandes heroínas. Las rojiblancas pierden su tercera final de Copa consecutiva.
Si algo han confirmado los tiempos en los que vivimos es que el feminismo ha venido para quedarse. Ésta ha sido la temporada en la que España se ha puesto a la vanguardia de la visibilización del fútbol practicado por mujeres, con récords en sus gradas, expansión en su tratamiento mediático y seguimiento del espectador por donde ahora consumimos las cosas: estadio, televisión y móvil en la mano. Lenguaje inclusivo (nos permitirán jugar aquí a sustituir “real” por “reina”), igualdad y política de gestos, también desde la monarquía: hoy por primera vez presidía el palco de la final la homenajeada del trofeo en cuestión. Este párrafo se puede resumir con tres palabras: YA ERA HORA.
También estamos en tiempos de “Juego de Tronos”. Pudiendo ser Granada perfectamente “Desembarco del Rey” (ni por asomo relacionamos a Letizia con Cersei), no sabemos si lo de este sábado ha sido un spoiler pero sí, como tras la Batalla de Invernalia, que el Norte manda.
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