El lateral de Dinamarca completa un estratosférico partido (12 goles) para machacar a Francia (38-30). Los de Dinart, actuales campeones del mundo, hicieron aguas en defensa. Si Alemania gana el otro cruce, el domingo se vivirá una final entre anfitriones en territorio danés.
El menú era casi insuperable: Francia, aún sin estar en su mejor forma y en pleno relevo de la generación mágica de los ‘Experts’; Dinamarca, invicta y con el horizonte de la final en su propio territorio. El escenario, neutral, no podía ser mejor: Alemania, el país con probablemente mayor tradición de balonmano. Se reeditaba la final de los Juegos Olímpicos de Río y mediáticamente también había un duelo de héroes: Mikkel Hansen contra Nikola Karabatic. Ellos son los Messi y Cristiano Ronaldo de este deporte. Los que no podían estar en el Barclaycard Arena de Hamburgo sacaron las palomitas y el refrigerio de turno para disfrutar del mejor partido del mundo.
Lo malo fue que no hubo partido. Y no lo hubo porque Dinamarca pasó por encima de Francia, que se queda sin la oportunidad de ser la primera selección en ganar el Mundial tres veces consecutivas. Si ha de señalarse un motivo, hemos de apuntar la defensa gala, incapaz de incomodar a los hombres entrenados por Nikolaj Jacobsen. Estos ni siquiera necesitaron practicar un balonmano excelso porque se encontraron muchas facilidades.
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Hansen reina en la final anticipada y Dinamarca ya espera a Alemania
Foto: Hansen, el señor de las semifinales. Fuente: Cordonpress.com