Arrancamos con este post la sección de «Reseñas» con ‘Fiebre en las gradas’ (Anagrama, 1992), uno de los libros imprescindibles de Nick Hornby y dentro de mi podio de novelas de temática deportiva. Este le completa Open, la biografía de Andrea Agassi, e Historias del Calcio, del periodista Enric González.
“Es el relato autobiográfico de una tumultuosa relación del autor con el fútbol y su equipo, el Arsenal londinense, durante más de veinte temporadas” explica su contraportada. La salida del libro coincidió con uno de los mejores años deportivos en nuestro país: el Barça ganaba en Wembley –precisamente allí, donde tantas veces sufrió Hornby con los gunners*- su primera Copa de Europa; pero, por encima de todo, la propia Barcelona albergaba como sede los primeros Juegos Olímpicos que se celebrarían bajo suelo patrio.
La vida de Hornby, paralela a la de su equpo
Si bien su título puede sugerir las vivencias de un hooligan en la grada de vete a saber qué estadio de fútbol inglés – y caer por tanto en la cadena de pensamientos posteriores de ríos de cerveza, pub y peleas de británicos gordos y rapados entre ellos mismos, contra la policía o contra un pobre transeúnte que pasaba en el peor momento-, el desarrollo es justamente el opuesto. Fiebre en las gradas es un libro romántico, que explica con dulzura y locura el amor del protagonista por el Arsenal y la correlación que esto tiene en su vida.
Hornby traslada de una manera entrañablemente enfermiza las andanzas de su equipo con su infancia, adolescencia, juventud y ¿madurez?. El autor llega a entregar y a justificar su suerte vital a los resultados deportivos de su equipo. Él crece, los londinenses son relativamente perdedores y no hace falta decir, pues, la consideración que en muchos momentos Hornby tiene de cómo se siente o las cosas que le pasan. Decía el entrenador del Liverpool –uno de los rivales históricos del Arsenal- Bill Shankly, en una de las frases más conocidas de la historia del balompié: “El fútbol no es una cuestión de vida o muerte. Es algo mucho más importante que eso”. La magia de las páginas de Fiebre en las gradas es que hace esa desfachatez comprensible, aportando razones desde el corazón.
Bendita locura
Después de una pequeña introducción, el libro comienza su historia así: “Me enamoré del fútbol tal como más adelante me iba a enamorar de las mujeres: de repente, sin explicación, sin hacer ejercicio de mis facultades críticas, sin ponerme a pensar en el dolor y en los sobresaltos que la experiencia trae consigo”. El amor hasta los huesos, irracional por naturaleza, lo es más por tratarse de la devoción a un equipo de un simple juego llamado fútbol, ¿no? ¿Cómo puede importarte más que tu club gane a la mayoría de noticias o avances que puedan darse desde un punto de vista social? ¿Cómo puede afectarte tanto en el ánimo el simple resultado de un partido? ¿Y cómo puede maquillar un título un mal año en lo personal?
Los aficionados de cualquier equipo sienten las mismas respuestas en su interior ante esas preguntas, aunque luego no puedan explicarlas ni sacarlas fuera. Y aunque puedan, quizá quien lo haga es tachado de loco e irresponsable. Seguramente con razón. Eso es lo que hace el autor: sacar sus problemas a la luz y hacer de este manicomio general algo visible y terriblemente divertido. Que alguien refleje de una manera tan brillante los síntomas de esta enfermedad no cura, pero consuela.
Aunque no te guste el fútbol, te gustará el libro de Hornby
“Quizá su gran característica como escritor es su facilidad natural para lograr que el lector se identifique con su universo”, escribe sobre Hornby Santiago Segurola**. Da igual que no seas de Arsenal, también que no seas especialmente conocedor o seguidor de la Premier League***. Incluso no tiene por qué gustarte el fútbol, ni siquiera el deporte, para disfrutar de esta novela. El mundo del protagonista es tan absorbente que te hallarás dentro tan cómodo que esos datos serán irrelevantes.
El libro es un puro diario de agenda y, aunque no te consideres cotilla y la vida privada de tu semejante te deje indiferente, ésta te atrapará. Si eres hombre, probablemente verás de alguna forma tus pasos reflejados en ella. Si eres mujer, Fiebre en las gradas –todo Hornby, eso es lo fundamental, siempre da en la tecla- es un gran manual de entendimiento masculino. El de Surrey solo es mejor escritor que sociólogo.
Historia moderna del Arsenal
Y si ya antes de leer la novela percibías los síntomas que el británico describe en su obra, no hay palabras para describir la emoción que sentirás. Te reirás y te avergonzarás, siempre mientras devoras las páginas asintiendo ante cada palabra escrita. Para esos futboleros –ya no hablamos además de hombres relativamente perdidos en la vida- el libro es un repaso histórico de las andanzas del Arsenal desde el 68 hasta el 92, una época donde los londinenses eran conocidos como uno de los equipos más aburridos de Inglaterra. Arsène Wenger, su entrenador actual y gran transformador del club hacia el sello de fútbol vistoso y apuesta descarada por la juventud que tiene ahora –totalmente contraria al estereotipo del fútbol inglés-, no llegaría hasta cuatro años después.
Para describir aquella época previa a la llegada del técnico francés no hace falta ir a la sección de deporte de ninguna hemeroteca. Vayan a la biblioteca y cojan Fiebre en las gradas, ya que datos puramente técnicos de jugadores, partidos o tácticas no faltan. No hay biógrafo más interesante que Hornby. Probablemente no haya, tampoco, un libro deportivo mejor. Sobre todo porque es, parafraseando a Shankly, mucho más que eso.
*Gunners, cuya traducción al castellano es cañoneros, es el apodo con el que es conocido el Arsenal.
** Santiago Segurola es uno de los periodistas deportivos más importantes de este país. Además de hablar de deportes, Segurola se ha caracterizado por su conocimiento de otras ramas como la música o el cine. De hecho, fue jefe de la sección de Cultura del diario El País.
***Primera División en Inglaterra.
Foto: tokegol.com