Hace un mes comencé el Máster de Creación Literaria que la Universidad Internacional de Valencia (VIU) oferta en este curso por primera vez. De la mano del Grupo Planeta, en este título universitario dan clases escritores tan importantes como Espido Freire. Aunque llevamos poco, lo cierto es que me está encantando el máster y siento que estoy avanzando mucho, gracias a una dinámica buena de las clases, los conocimientos que se nos imparten y el gran nivel que hay también entre mis compañeros, muchos de ellos ya con trabajos publicados.
Uno de los ejercicios* que nos han mandado hacer, dentro de la asignatura de “el narrador” es éste que aquí comparto, en el que un personaje de una de tus novelas favoritas se cartee con otro de otra obra. El objetivo era captar con exactitud la voz del narrador, haciendo creíble que, a través del conocimiento de esa obra y con nuestras manos, fuéramos capaces de emular al original.
Imaginaos las opciones espacio-temporales que se abrían. Casi cualquier juego era posible. La variedad ha sido enorme y hemos podido leer a Dulcinea del Toboso o a La Celestina escribiéndose con Hermione Granger, al doctor Jekyll con Dorian Grey o a Hannibal Lecter con el Profesor Moriarty. En mi caso he optado por Rob Gordon, del libro “Alta fidelidad” (en la película se llama Rob Fleming), escrito por Nick Hornby, a Holden Caulfield, protagonista de “El guardián entre el centeno” (J.D. Salinger)
Carta de Rob Gordon (Fleming)
Mis cinco cartas más memorables:
- A Joe Strummer, cantante de The Clash.
- Martin Scorsese, director de Taxi Driver y Uno de los nuestros.
- A Alan Smith, jugador del Arsenal entre el 87 y el 95.
- Al Director de la revista New Musical Express, que salió publicada la segunda semana de octubre del 91.
- A Laura, para romper con ella.
No, Holden, no estás entre mis prioridades. Sí, Holden, sí te veo como el hijo que nunca tendré. O peor: me veo en ti. Y mira cómo me ha ido a mí…
Aunque hay algunas diferencias. Joder, aprovecha donde has nacido. Estás en la meca de la buena música y del buen cine y dices que odias Hollywood porque tu hermano es guionista y ya no escribe cuentos. Mis cuentos infantiles favoritos son, no sé el orden, Caperucita Roja, la Bella Durmiente, Blancanieves, Cenicienta y Los tres cerditos. Seguro que esperabas –esperabais, porque esta carta se la vas a enseñar a tu hermana o al psiquiatra; está bien, lo entiendo- que dijera Peter Pan.
Sería lo típico, por ti y por mí, pero no quiero ser sutil. Con las chicas lo fui, y me dejaron. También fui directo, e irascible, y enamoradizo, y de la misma manera la fui fastidiando. Tengo el doble de años que tú y no he encontrado el punto exacto de las relaciones sociales. Como no te va a hundir, te lo puedo decir: a ti te va a pasar lo mismo.
Llevar una tienda de discos que casi no da beneficios no sé si es mi concepción de ser un guardián entre el centeno. En cierto modo salvé a Barry y a Dick, los innecesarios –por el volumen de gente que entra a comprar- empleados de mi tienda de discos. Salvé a todas mis ex en algunos momentos haciéndolas felices y también, cuando las largué o porque se fueron, alejándolas de mí.
Echando polvos te salvarás a ti mismo, ya lo verás, aunque de la misma forma será algo pasajero. Nada llena eternamente. Nada te llena eternamente. Sientes ira, inseguridad y frustración hacia ti y hacia los demás. Vienes, vas. Nada te vale. Te entiendo. Yo al menos tengo la música y el sexo esporádico. Los besos están bien pero recorrer a una chica, oler su pelo y tenerla durmiendo en tu pecho es guay. No encuentro otra palabra mejor. Antes o después, eso sí, todo terminará y volverás a escuchar los domingos a U2 o Bryan Adams.
También te envidio ¿sabes? ¿Eres cínico y eso te hace no relacionarte o, como no te gusta relacionarte, te has vuelto cínico? No sé, yo creo que sufres, pero tampoco sé si es mejor el dolor compartido, repartido de ida y vuelta como el mío, o el solitario.
Para acabar solo me sale decirte que todo eso un día acabará. Te encontrarás o te encontrarán, Holden. Y todo será diferente. Ojalá no sea demasiado tarde.
Tu amigo del futuro, como Michael J.Fox,
Rob
Respuesta de Holden Caulfield
Rob, la verdad es que aprecio lo que has intentado en esta carta y eso, pero me has sonado a mis padres, a mis putos padres, y es precisamente de todo eso de lo que intento escapar.
Normas, comportamiento, recomendaciones…hasta tu no todo eso sonaba a eso. No sé si has leído el Lazarillo de Tormes, aunque con tu snobismo anglosajón me jugaría un dedo a que no. Los contactos con los adultos no me han ido bien. No es con la sociedad, como tú decías, es que cuando la gente crece se vuelve tarumba, incluido D.B, sí, cuando se fue a hacer diálogos para películas judías y convertirse en un vendido.
Déjame que te analice, que se me da bien, y eso hará que inevitablemente cuente mierdas sobre mí y eso. Jo, releyendo tu carta diría que no me caes mal. Eres como el profesor Spencer, que me tenía verdadero aprecio y quería ayudarme. Pero hay algo que siempre falla y no cuadra. No pienses que me sienta mal la condescendencia. Prefiero la soledad. Prefiero sentirme mal solo. Imagino que lo que pasa es que entre los adultos y yo no hay química. O no la dejo que haya. Si ha de haber un culpable, ése soy yo, aunque la mayoría de esa gente es buena, tiene buenas intenciones, pero son unos cretinos. Tú entras ahí, señor Gordon.
Si en el siglo XXI me reescribiesen, que por lo visto está muy de moda esa hipocresía, las críticas hablarían de mí como un viejoven. Paso por la vida, peleo contra mis emociones pesimistas y no soy capaz de visualizar el futuro. Imagínate, en una entrevista de trabajo, que me preguntasen donde me veo en diez años y dijese lo del guardián entre el centeno. Ahora imagíname riendo, porque es lo que estoy haciendo. De verdad. Eso no va a pasar, porque eso sería meterme en la rueda de este puto sistema de falsedad y mediocridad. Si el destino dicta que siga vivo con tu edad, estaré en los márgenes de la sociedad en una granja de Wisconsin o en un comedor social de Nueva York. Ahí llevaría una vida a lo Hank Chinasky si me pongo a escribir –pero sin mujeres- o a lo Ignatius J.Reilly.
He dejado de sentirme en vena, así que ya no voy a ir acabando. Estoy recuperándome y se supone que tengo que descansar y todo eso. Gracias por los consejos e intentar ayudarme pero no quiero que me vuelvas a escribir. Y si lo haces, yo no voy a contestarte diciéndote cómo estoy y menos aún con un “tenías razón”. Tú lo has dicho con el amor y a mí me pasa con cualquier tipo de relación con los que son como yo o más mayores: se rompen. Nuestras naturalezas son las rupturas y el desencanto. Esto es en realidad lo que tenía que pasar ¿no? Así tampoco te añoraré de más, que me pasa hasta con mis enemigos. Tú lo entiendes.
Hasta siempre,
Holden
* Las cartas aún no han sido corregidas, por lo que podría haber algún cambio en el futuro.
Foto: Rob Gordon, Fleming en este caso, en la película “Alta fidelidad”. Fuente: film.avclub.com