Cuatro partidos han jugado entre ellos Girona y Atleti y todos han acabado en empate. La ida de octavos de la Copa del Rey ha calcado el resultado de los dos últimos enfrentamientos (1-1). El encuentro, no obstante, ha sido más vistoso y con más ocasiones que los anteriores.
Parece que Girona y Atleti no saben hacer otra cosa que equilibrarse. Son el “cuelga tú” de los enamorados o el amigo que paga una ronda porque otro ha abonado la anterior. Del 19 de agosto de 2017, cuando se conocieron en una fecha muy especial –los gerundenses debutaban en Primera y los colchoneros debían haber estrenado el Wanda Metropolitano, pero no llegaron a tiempo para poner la casa- han pasado 16 meses. Pero nada ha cambiado. Las cuatro veces que han quedado se han repartido un punto y entendido, algo que sería deseable entre catalanes y madrileños si ampliásemos el espectro al ámbito político.
Siguiendo con el hilo de las modificaciones, Eusebio continuó con las rotaciones, desplegando un once poco reconocible y con varios canteranos; Simeone, por su parte, por las lesiones, por la estrechez de su plantilla, por la seriedad con la que se toma la Copa, por la confianza en los “suplentes”, o por lo que sea, justo lo contrario.
Continúa leyendo la crónica en A la Contra aquí abajo
Foto: Twitter @gironaFC