Alemania sufre en su debut (1-0) ante una China bien plantada, intensa y que ha tenido sus opciones. Gwinn anotó, a la salida de un córner, el único gol del encuentro. Este es el resultado que en principio mejor le viene a España.
Alemania y China abrieron en Rennes el grupo B en un choque típico de apertura de un gran campeonato: presión y nervios de las favoritas y un rival correoso que hace peligrar el empezar con buen pie la competición, ese anhelo que siempre tienen todos, en este caso todas. Las jugadoras entrenadas por Voss-Teckelenburg no tuvieron un inicio plácido de Mundial pero cumplieron con lo esperado y lo que necesitaban, que con el paso de los días será lo único que quede.
El partido tuvo un desarrollo capicúa: empezaron y acabaron mejor las europeas, mientras que la franja central fue de equilibrio o de mayor sensación de peligro asiático. Las ocho veces campeonas del Viejo Continente arrancaron con firmeza y mostrando sus credenciales: en el minuto 1 ya se encontraron la gran estrella Marozsan y la Pichichi Popp para crear la primera de peligro. Sin tregua, Dabritz probó desde la frontal un tiro que rozó el palo izquierdo de la portería de Shimeng.
La posesión y el peso continuó siendo germánico, a quien sin embargo le faltó claridad y contundencia en ambas áreas. Ofensivamente Simon y sobre todo Huth llevaban el peligro en sus botas desde el costado izquierdo, aunque sin la contundencia de los primeros minutos. De hecho, después de esos dos acercamientos peligrosos del comienzo, el peligro real lo generaron las mujeres de Jia Xiuquan, aprovechando los agujeros en el centro de la defensa rival y sus pérdidas en la salida de balón.
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