Selección uruguaya en Los Andes
El 13 de octubre de 1972 la aeronave Fairchild F-227 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que tenía como destino Santiago de Chile y viajaba con cuarenta y cinco pasajeros -en su mayoría estudiantes y jugadores de rugby-, se estrelló en la cordillera de los Andes. A consecuencia del impacto doce personas murieron y diecisiete más lo fueron haciendo durante los setenta y dos días que tardaron en encontrar a los, finalmente, dieciséis supervivientes.
Lo sucedido de por medio es más o menos conocido: durante las diez primeras jornadas los deportistas se afanaron en mantenerse con vida, esperando “simplemente” a que los localizasen. Fue entonces cuando, a través de una radio que volvieron a hacer funcionar, escucharon que se había suspendido su búsqueda. Los daban por muertos. En ese momento se dieron cuenta de que ellos mismos debían ganarse su supervivencia, como si de un diabólico reality-show se tratara. Roberto Canessa y Fernando Parrado, los más fuertes de la expedición, caminaron por los Andes hasta que llegaron a un pequeño poblado chileno. Tardaron, casualmente, también diez días en encontrar a otro ser humano –un arriero- al que pedir socorro.
Los compañeros que esperaban en el lugar del accidente, mientras, practicaron una medida de supervivencia extrema, la antropofagia: “Ya no nos quedaban alimentos, habíamos agotado prácticamente las escasas provisiones de que disponíamos. Teníamos un hambre atroz al cabo de unos pocos días de no probar bocado. Estábamos en grave peligro de morir de inanición. Por otra parte, necesitábamos comer para tener calorías que nos permitieran resistir al frío. Fue entonces cuando pensamos en “aquello” para intentar aguantar unas semanas”, relató uno de los supervivientes para explicar que tuvieron que ingerir carne de los fallecidos para mantenerse con vida.
¿El canibalismo está justificado?
Se abrió en su momento un debate ético sobre si esta conducta caníbal estaba justificada por la situación: “Todo ser humano hubiera hecho lo mismo. Hay que tener en cuenta que lo hicimos con todo el respeto, dignidad y cristiandad que tenemos dentro”, expresó ese mismo superviviente. Como parece lógico, el paso del tiempo calmó esta tempestad y los distintos colectivos moralistas entendieron que la expresión “vida o muerte” aquí fue más real que nunca y que dichos actos eran comprensibles desde cualquier punto de vista. Las 29 víctimas fueron enterradas en la falda del volcán Tinguiririca y los restos del avión fueron quemados. Una cruz de color naranja, con la inscripción “El mundo a los hermanos uruguayos, 1972”, recuerda la tragedia a todos los aviones que sobrevuelan dicho punto.
Los dieciséis supervivientes son la luz en este episodio sombrío, la heroicidad y la épica de este suceso que recibió gran publicidad en su momento pero que se transformó en inmortal con la publicación dos años después del libro ¡Viven! La tragedia de Los Andes y, sobre todo, con la película del mismo nombre estrenada en 1993. Las efemérides y la Fundación Viven, puesta en marcha en 2006 con el objetivo de ayudar a las personas “cuya vida es una cuestión de supervivencia diaria, en memoria de los episodios y las personas relacionadas al accidente en los Andes”, siguen recordando la tragedia.
El Manchester United en Munich
Desgraciadamente este ejemplo no es el único que se ha producido en lo que tiene que ver con el ámbito deportivo. En este caso con el fútbol, pero también con un avión de por medio, tuvo lugar el 6 de febrero de 1958 el desastre aéreo de Munich, cuyo desgraciado protagonista fue el Manchester United. Los ‘diablos rojos’ volvían de Yugoslavia tras jugar y clasificarse para las semifinales de la Copa de Europa. El avión, un Airspeed Ambassador charter, realizó en la ciudad alemana una parada ya prevista con antelación para repostar combustible.
Tras dos intentos fallidos, la aeronave no pudo coger la altura suficiente tampoco en el tercero y se estrelló en unos terrenos cercanos al aeropuerto. El estado helado de la pista fue el culpable de la tragedia, después de que en un primer momento se señalara al piloto James Thain. 23 pasajeros, entre ellos ocho futbolistas, perdieron la vida. Entre los 21 que se salvaron se encontraba el que posteriormente sería uno de los mejores jugadores ingleses de toda la historia, Bobby Charlton, y el entrenador entonces del primer equipo, sir Matt Busby. En este enlace puedes encontrar más información.
Tragedia de Hillsborough
Sucedida el 15 de abril de 1989, provocó la muerte de casi 100 aficionados del Liverpool en el campo de la ciudad inglesa de Sheffield. Se trataba de un encuentro de las semifinales de la FA Cup y enfrentaba a los ‘reds’ y al Nottingham Forest. En él se produjo una avalancha que acabó con la vida de 96 seguidores del equipo de Merseyside. La investigación posterior concluyó que las causas señalaban al exceso de aforo y al comportamiento de los propios aficionados, especialmente.
Sin embargo, los hechos han vuelto a saltar a la luz pública en la actualidad, tras un nuevo informe firmado por una comisión independiente. Éste señala a la policía como máxima responsable de lo sucedido, al “no llevar un control” en el propio campo y por encubrimiento en las posteriores investigaciones. El caso, reabierto por la justicia británica, ha provocado que la Federación Inglesa e incluso el primer ministro David Cameron hayan pedido perdón a las familias en la Cámara de los Comunes. La fiscalía podría llevar a que la policía sea inculpada de homicidio por negligencia. “Fiebre Maldini” le dedicó este reportaje a “La tragedia de Hillsborough”
Los hooligan de Heysel
Cuatro años antes tuvo lugar el caso probablemente más conocido: “La tragedia de Heysel”. El estadio de fútbol de Bruselas albergaba el 29 de mayo de 1985 la final de la Copa de Europa, que debía enfrentar al Liverpool y a la Juventus de Turín. Los dos equipos llegaban en un gran auge: los primeros como ganadores de cuatro de las últimas ocho ediciones de la máxima competición europea; y los italianos como base de la selección que tres años antes se había proclamado campeona en el Mundial disputado en España, Italia. “La Vecchia Signora” contaba además con Michel Platini, el Balón de Oro del momento y estilete de la selección francesa, que por entonces era campeona de Europa.
Antes de que comenzara el encuentro, una zona de aficionados ingleses –el fenómeno hooligan en plena efervescencia– provocó una avalancha en la grada ocupada por sus rivales. Las consecuencias fueron trágicas: 39 muertos, la mayoría italianos, y 600 heridos de diversa consideración. El partido se terminó jugando y acabó con la victoria de la Juventus por 1-0. El castigo fue ejemplar: cinco años de prohibición sin poder disputar ninguna competición europea a todos los equipos ingleses y el doble para el “Pool”, que finalmente se quedarían en seis. Esto provocó un éxodo de los mejores jugadores británicos a equipos fuera de las Islas y, por tanto, el deterioro de la Premier League a todos los niveles.
Dicho acontecimiento, sumado al de Hillsborough, provocó que el Gobierno dirigido por Margaret Tatcher dictara la “Football Spectators Act” y el “Informe Taylor” para erradicar el fenómeno hooligan y mejorar la seguridad en los estadios. A nivel europeo sucedió lo mismo, y se tomaron medidas para evitar este tipo de acontecimientos, como fue la eliminación de las vallas o de las zonas sin asiento. Más información sobre la tragedia de Heysel, motivos y consecuencias aquí.
Foto: Tiempodesanjuan.com